Ser amigo y tener amigos es quizás una de las mayores
riquezas en la vida. Se puede vivir sin hermanos pero no se puede vivir bien
sin amigos.
Los buenos amigos, pueden llegar en cualquier edad de la
vida, pero sin duda nadie niega que los amigos de la infancia y la juventud son
entrañables. Desde los 2 o 3 años los niños comienzan a jugar con amigos, pero
esta relación comienza a incluir lazos emocionales fuertes después de los 10 años. Hasta esta edad los niños prefieren los amigos
de su mismo sexo, pero en la adolescencia aparece el interés por tener amigos
del sexo opuesto también.
La pubertad es la etapa de maduración física, en que el niño
o la niña se transforma físicamente en adulto. En paralelo a esta madurez
física se debe producir la madurez psicológica, o logro de la identidad. Responder
a las preguntas quién soy, cómo soy y qué quiero hacer con mi vida, son las
principales tareas de la adolescencia. La definición de la propia identidad es
un proceso largo que dura varios años y en el cuál los amigos son un elemento
importantísimo en esta definición.
Desde los 11 años aproximadamente, cuando los niños comienzan a definirse a
ellos mismos, los amigos comienzan a elegirse. Se producen peleas y/o distanciamientos de algunos amigos y
acercamiento con otros. Se cambian a veces los grupos de amigos, porque
comienzan a responder a los gustos, intereses y formas de ser personales.
Los amigos se transforman, en esta etapa, en los referentes
más importantes. La familia pasa a segundo plano y los amigos toman un rol
preponderante.
Por eso en esta etapa se hace tan importante haber creado un
vínculo afectivo fuerte y maduro, con los hijos, con un tipo de apego seguro,
para que llegada la adolescencia puedan separarse de los padres sin desapegarse
afectivamente. Este vínculo afectivo fuerte es la mayor protección en esta
etapa.
El otro gran factor protector es una buena autoestima. Es en este momento cuando se
aprecia la gran importancia que tiene haber cultivado la seguridad en ellos
mismos, el saberse queridos y valorados. Esta variable es una gran categoría
que les ayudará en todos los ámbitos de la vida, y especialmente les ayudará a elegir
bien a sus amigos.
Esta variable cruza toda la personalidad, porque está compuesta por diferentes aspectos:
- la autoimagen: el
cómo me veo a mí mismo, cuanto me agrada mi imagen. En este sentido es
muy importante sentirse gratos con su cuerpo. Y fundamental el ejemplo que los
padres den en cuánto a su autocrítica y la crítica con el hijo.
- la autoeficacia: cuán bueno siento que son mis desempeños.
Cuán eficaz creo que puedo ser. También es importante formar una capacidad de
valoración de lo que hace, mostrarle en qué son buenos y sin ser
autocomplacientes, no ser excesivamente críticos con sus logros.
- el sentimiento del propio valor: cuán valioso me considero,
cuánto siento que aporto a los otros. En este punto es fundamental
transmitirles su valor incondicional. Lo fundamental que ellos son para sus
padres y jamás dejarles ver que ellos pueden haber sido o son un problema.
Todas estas variables si tienen valor positivo dan seguridad
al joven, permitiéndole aprender a decir que no, poner límites claros, y elegir
los panoramas que él quiere, sintiéndose aceptado y querido por sus amigos. La buena amistad
ayuda a cuidar la autoestima, porque
transmite confianza en uno mismo y desarrolla sentimientos de gratitud.
En filósofos como Aristóteles, encontramos una reflexión muy verdadera, él
hace una distinción que hoy tiene gran vigencia. Él dice que hay tres tipos de
amistad: por interés, por placer y por el bien; pero sólo la que surge del bien
merece llamarse amistad. Esto es algo que debemos enseñar y modelar en los
niños, ellos aprenden de sus padres a ser buenos amigos.
Los padres debemos ayudarles propiciando
las instancias para hacer amigos, permitiéndoles que inviten a la casa y que
sean invitados. Deben conocer el valor de la reciprocidad en la amistad, del
cuidado mutuo, el valor del respeto, la confianza, la honestidad y del cariño.
A su vez aprenden lo qué deben esperar de un amigo para no ser maltratados por
otros niños. Los padres deben enseñar a los niños lo que es un buen amigo y
cómo se cuidan y se mantienen a los amigos en el tiempo.